La preeminencia de la Palabra ante el inminente regreso del Señor.
Somos llamados con urgencia a guardar su Palabra. Aquel que oye y hace las palabras de Cristo es comparado con un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. El contraste, sumamente serio, es aquel que edifica sobre la arena, pues ante las adversidades, su casa se destruye y le sobreviene una grande ruina. Una advertencia solemne a nuestros corazones, si quedamos indiferentes por mucho tiempo a la voz del Señor.
S. Mateo 7:24-27, Jeremías 26:2-6, 17-24; 36:1-3, 22-25
