En medio de los tiempos que estamos viviendo, los hombres esperan que se manifieste la ayuda de “algún hombre” que pueda cooperar en el servicio social y/o la salud, para volver a disfrutar de la vida como antes. Pero la invitación es a mirar al pasado, considerar a un hombre muy particular y diferente a todos los hombres; cuya obra está vigente, tiene efectos presentes y futuros.
Mar 10:45 “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos“.
Estas son las palabras de Jesús, el Hijo de Dios. El foco del mensaje está en estas dos palabras “servir y dar”, son los verbos centrales de este versículo; la respuesta a todas las interrogantes y problemas más profundos del hombre. ¿Por qué? Porque este servir y dar de Jesús, es una norma de vida que Dios tiene y la manifestó para con los hombres por medio de Jesús su Hijo. Cuando Jesús, el Hijo del Hombre dice que vino a esta tierra, declara que ya existía antes de su venida cuyo propósito no era ser servido. No miró por lo suyo propio, al despojarse de sí mismo dejó de lado toda ambición y bienestar personal. Su ambición era la gloria de Dios, su propósito era servir a Dios, por eso los hombres fueron atendidos, escuchados, sanados y consolados. Fue perfecto en todo como hombre para cumplir su tarea.
El servir y dar de Jesús era dar vida y vida en abundancia, quería compartir su vida con los hombres. Para ello Él debía morir y rescatar al hombre, por eso tuvo que entregar su vida en la cruz del calvario, que fue el precio de la libertad para salvar al hombre de su condición caída y levantarlo para disfrutar de su misma calidad de vida.
Versículos de apoyo: Fil. 2:5-7, Jn. 6:38, Jn. 10:10, Sal. 8:3-4, Ro. 5:12, He. 2:14-15.