“Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” Hebreos 9:13-14.
El escritor a los Hebreos menciona además de la sangre de los animales, las cenizas de la becerra como otro medio de gracia para la purificación de la carne en el A.T. Estas cenizas, de manera bendita y gloriosa dan cuenta de cuál fue el final de nuestra vida pasada, de nuestras obras muertas y pecados. Todo esto fue reducido a polvo en la cruz del Calvario.