El Señor Jesucristo nos ofrece un proyecto de vida donde uno de los objetivos es ser hallado en él, conocer el poder de su resurrección y participar de sus padecimientos. Sin duda, es un alto proyecto, una alta vocación o llamado que nos realiza el mismo Dios. Tenemos que responder a esta vocación, a este proyecto de vida que el Espíritu Santo ha diseñado para nosotros.
Filipenses 3:8-11.