El poder del Evangelio

La epístola a los Romanos, cuyo asunto central es “la gloria del Evangelio”, nos muestra el camino de la recuperación del hombre destituido de la gloria de Dios. Mediante la redención en Cristo Jesús, el hombre caído es llevado hasta su plena incorporación a la iglesia del Dios viviente, el cuerpo de Cristo, bajo cuyos pies el enemigo de Dios será finalmente aplastado.
Romanos 3:23-24; 5:1; 8:29; 16:20.

El pecado en el huerto de Edén desencadenó la mayor desgracia del hombre: ser destituido de la gloria de Dios. Sin embargo, Dios mismo provee la redención en Cristo Jesús, y sale al encuentro del hombre caído, llamándolo a una mayor gloria de aquella que Adán había perdido.

Esta es la gracia abundante. Justificados por la fe, tenemos paz para con Dios, y somos llamados a participar de la consumación de Su propósito eterno, la certeza de que aquellos perdidos serán conformados a la imagen del Hijo de Dios.

En la culminación de este camino ascendente, aún el enemigo de nuestras almas será juzgado y aplastado por el Dios de paz, bajo los pies de aquellos que fueron hechos participantes de la gloria de Dios. ¡Esta es la gloria del Evangelio!

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