Mensajes en “Comunión”
Arrepentimiento y perdón
Cuando nosotros somos los que hemos ofendido a un hermano debemos arrepentirnos con toda sinceridad, de corazón. Los arrepentimientos por cumplir con lo establecido, en muchas ocasiones suelen ser fingidos y no tienen un real efecto en la vida de quien quiere ser perdonado. El único arrepentimiento que provoca cambios significativos es aquel que es provocado por el Espíritu Santo ya sea por medio de su palabra o de su providencia. Sobre este asunto del arrepentimiento, perdón y la restauración posterior queremos hablar algunas cosas preliminares.
S. Mateo 5:24, 2 Crónicas 33:12-13
La fe de Abel
Abel: el principio de la fe. Dos pecadores ante Dios. Por medio de su ofrenda, Abel reconoce y a la vez juzga su condición miserable.La fe debe ser personal, no se “hereda” automáticamente.
Hebreos 11:4 Génesis 4:1-5
Perdonándonos unos a otros
Uno de los principios espirituales para poder vivir de manera plena la comunión con Dios y nuestros hermanos es el perdón. Tener consciencia del perdón otorgado por Dios es la base para que también practiquemos el perdón los unos a los otros.
Isaías 59:2, 2 Crónicas 7:14, Mateo 6:12-15
Llamados a la mesa de la comunión
La vida de Mefi-boset ilustra de quienes éramos y como fuimos recibidos. Lo mas notable de este llamado es la misericordia de Dios mostrada hacia nosotros.
2 Samuel 4:4 y 2 Samuel 9:1-13
Vivir para Cristo
Los corintios se habían desviado.
Pablo les ayuda a recuperar la fe.
Cristo murió por todos; no podemos ignorarle.
Los que viven, ya no vivan para sí mismos (egocentrismo) sino para Cristo.
Llamados a vivir como Dios vive.
Vivir unos para otros solo es posible en la nueva vida que Él nos impartió.
2 Corintios 5:15
Dios llama al hombre
Dios llama al hombre para tener comunión con él y revelarle Sus propósitos. Al mismo tiempo, él demanda una respuesta de aquellos que son llamados.
Salmos 25:4
El amor del Padre
El Hijo, enviado del Padre, nos amó a pesar de nosotros. Pocos le recibieron.
Juan 17 Oración de Jesús.
La hora ha llegado – la cruz.
El desamparo del Padre.
El Cordero sacrificado por todos.
El capítulo nos habla de la gloria eterna.
S. Juan 16: 25-29 S. Juan 17