Mensajes el “Salmos”
Un llamado para reedificar (Parte II)
Dios ha querido comprometer su voluntad y la expresión de su gloria sobre su Casa. Por esta razón, la voz profética llama al pueblo a subir al monte, traer madera y restaurar su testimonio, sin temor a la tenaz oposición de los adversarios.
Hag. 1:2, 4, 8; Ef. 2:4-6; Sal. 24:3-4, 7-10; Heb. 9:24; Ef. 1:9-10; Hech. 11:19-26; 2 Tes. 1:10-12; Is. 35:3-4; 62:10-12.
Rut, figura de la Esposa Celestial – Capítulo 4: “Redención: de la desgracia a la gloria”
“Aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy”. Son las palabras de consuelo y determinación que apuntan a la obra de nuestro Pariente Redentor. Jesús ha dicho: “Edificaré mi iglesia…”, cuya expresión máxima será nuestra plena unión con Él en las bodas del Cordero. Al llegar al clímax de este drama, veremos cómo Booz concluirá el asunto; siendo conducidos por el Espíritu Santo a contemplar la gloria de nuestro Redentor, en relación a la restauración de la moabita, de la herencia y del heredero.
Rut 3:18, 4:3,5-6,9,10,13; Romanos 3:23, Hebreos 2:10,14, Juan 17:22, 24; Colosenses 1:27; Apocalipsis 19:7-8, 21:2,10-11; Salmos 139:16; Efesios 1:23; 2 Samuel 23:1-4
Avivamientos de la iglesia primitiva (Parte III)
Vivimos una época de aumento de la maldad en el mundo. A su vez, la iglesia se encuentra sumida en la prosperidad y comodidad. Debemos creer la palabra profetizada por Joel: “Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne”. Para ello, es necesario ser quebrantados, pues Dios no camina con un pueblo de dura cerviz. En esta serie, continuamos revisando las visitaciones de Cristo previas a su ascensión. Desde tres ángulos de una misma visitación, encontramos la gran comisión encargada a los discípulos, a quienes Cristo les abrió la mente para entender las Escrituras, y sopló sobre ellos aliento de vida, iniciando así la gran obra del Espíritu Santo.
Marcos 16:14-18. Lucas 24:36-45. Juan 20:19-23. Éxodo 33:1-3. Salmo 34:18. Salmo 51:16-17. Hechos 7:51.
Avivamientos de la iglesia primitiva (Parte I)
Si el libro de los Hechos nos muestra el inicio de la iglesia por medio de un gran avivamiento, tenemos que considerar que, al finalizar la consumación de esta dispensación, el Señor derramará un último y gran avivamiento sobre su pueblo, cuyo fin será reunir todas las cosas en Cristo, “en la dispensación del cumplimiento de los tiempos”.
Hechos 2:1-2; 3:21; Efesios 1:19; Hebreos 11:39-40, 12:1; Marcos 16:9-11; Juan 20:11-18; Salmos 24:7-10.
Rut, figura de la Esposa Celestial – Capítulo 2:8-23: “No vayas a espigar a otro campo”
Cuando Booz encuentra a Rut espigando en su campo, tiene un cuidado muy especial: “Oye hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí…”. Esta palabra vuelve a hablar a nuestros corazones, con su contraparte en el Nuevo Testamento, cuando el apóstol Juan exhorta a la iglesia, diciendo: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo”. Un llamado a permanecer en el campo de las inescrutables riquezas de Cristo y acordarnos de su Nombre.
Rut 2:8,17,19-20; 1 Juan 2:15-17; Salmos 45:17
Rut, figura de la Esposa Celestial – Capítulo 2: “Visitación, Camino y Gloria”
Una vez que Noemí y sus nueras oyeron que el Señor había visitado Belén, decidieron regresar de los campos de Moab. Podemos tomar esta parte del relato como una figura de aquellos que vuelven al lugar donde el Señor está (“Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete…”). Por otra parte, reconocemos, como generación, la imperiosa necesidad de una nueva visitación del Señor; con una visión renovada de sus glorias, resplandeciendo en nuestros corazones. No existe nada más importante que, una vez que nos hemos arrepentido de nuestro enfriamiento, oremos persistentemente al Señor, para que nos muestre su camino, garantice su presencia con nosotros, y nos revele su gloria. De alguna manera, esto le ocurrió a Rut (Iglesia), quien, mientras espigaba en pos de los segadores (Camino del Señor), acaba encontrándose con el propio Booz (figura de la Gloria de Cristo).
Rut 1:6,16,22; 2:1-5. Salmos 80:3,7,14-15,18-19. Éxodo 33:13-14,18; 32:1-5. Romanos 1:6. Efesios 1:19. Juan 17:24
Bendecidos para bendecir
Así como los grandes siervos de Dios del Antiguo Pacto fueron llamados para ser bendición a otros, la vocación de la iglesia hoy es ser luz a todas las naciones.
Gén. 12:1-3; Sal. 132; Is. 1:19-20; 28:12; 30:15; Heb. 2:1-4.
Contemplando la gloria del Señor (Parte II)
“Su cabeza y sus cabellos eran blancos…”. Considerando la gloria de Cristo como Cabeza, a la luz de la epístola a los Colosenses.
Salmos 27:4, Apocalipsis 1:14, Colosenses 1:15-18
Contemplando la gloria del Señor
“Una cosa he demandado y ésta buscaré… contemplar la hermosura de Jehová”. El ardiente anhelo del salmista, en medio de la opresión de sus enemigos, es una lección para la iglesia en el tiempo presente.En este mensaje consideraremos las glorias de Cristo como Rey y Sumo Sacerdote, basados en la revelación del Hijo del Hombre en Apocalipsis.
Salmo 27:4; 1 Juan 5:9, Efesios 1:17, 2 Corintios 11:3; 3:18, Apocalipsis 1:1,3, 9-13
Cuatro aspectos de la paternidad en la familia
El jefe de familia es llamado a cumplir el ministerio de pastor, profeta, sacerdote y maestro. La omisión de ellos puede ser fatal para la edificación de la familia.
Salmo 23; 2 Samuel 12; Job 1:5; 1 Corintios 4:17; 2 Samuel 13