Apocalipsis 2:5 expresa un llamado del Señor al arrepentimiento de manera muy especial. Primero, se hace un llamado a “recordar de dónde hemos caído”. Esto implica pensar, examinar nuestra real condición delante del Señor en relación a nuestro amor por él. Él busca realidad en nuestro arrepentimiento. El verdadero evangelio es aquel que muda nuestro carácter y no las circunstancias.
En Oseas hay dos declaraciones del Señor con respecto a nuestro amor: 1) En Oseas 6:4, donde el término “piedad” puede ser cambiado por “amor”. Allí, Dios dice que nuestro amor es como “una nube de la mañana”. 2) En Oseas 8:13 el Señor dice que hemos amado más nuestro servicio (adorar, cantar, reunirnos, predicar), y por esa causa seguimos practicando aquello; no por amor al Señor, sino porque amamos lo que hacemos. Si es así, entonces todas nuestras obras son muertas, carecen de valor.
En Jeremías, el Señor añade que la causa de nuestra falta de arrepentimiento es que no lo oímos a él pues no amamos su Palabra (6:10; Oseas 8:12). Escuchamos otras voces, pero no al Señor. Él ha puesto delante de nosotros el buen camino (Jesús), y ha puesto atalayas (profetas), para hacernos oír el sonido de la trompeta (la palabra de Dios). ¿Cuál es nuestra respuesta frente a este llamado? ¿Será que no andaremos ni oiremos? Que el Señor nos socorra. Amén.