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Mensajes el “Colosenses”
El anuncio del Consolador
El “otro Consolador”, el Espíritu Santo, fue enviado a la tierra para convencer al hombre de pecado, de justicia y de juicio, dejando en evidencia la realidad pecaminosa del hombre.
Ef. 2:1-3; Rom. 5:12; Juan 16:7-11; Is. 64:6, Col. 1:14; 2:15; 1 Jn. 3:8; Apoc. 20:1-2,10.
Vida cristiana en los lugares celestiales
Muchas de las deficiencias actuales de la iglesia radican en la ignorancia de las realidades celestiales y espirituales más elevadas. La iglesia precisa volver su mirada a su Sumo Sacerdote. Nuestra salvación envuelve muchísimo más que solo ser libres del infierno. Al ser salvos, se produjo un cambio de estado, pues éramos hijos de ira y ahora somos hijos de Dios; y además, un cambio de posición, de estar muertos en delitos y pecados, a estar sentados juntamente con Cristo en lugares celestiales. Nuestra relación con Cristo hoy no es ya como Salvador del pecado, eso ya fue consumado. Hoy él es nuestro Sumo Sacerdote, quien trata con nuestras flaquezas.
Efesios 2:6; Colosenses 3:1-3; Hebreos 10:19-25
Viviendo la centralidad de Cristo
Tras haber sido abierto su entendimiento para la comprensión de las Escrituras, los discípulos llegaron a ser muy fructíferos en su servicio bajo la dependencia del Espíritu Santo. Hoy tenemos las Escrituras del Nuevo Pacto, con un nivel muy elevado en cuanto a vida y poder. Necesitamos el mismo favor del Señor que ellos recibieron, para ser fieles siervos del Señor en la presente generación, con miras a Su glorioso retorno.
Mateo 26:36-44; Romanos 15:18-19; 1 Corintios 15:10; Gálatas 2:20; Efesios 3:16-17; Filipenses 1:21; Colosenses 1:27; 2 Corintios 12:7-10.
Rut, figura de la Esposa Celestial – Capítulo 4: “Redención: de la desgracia a la gloria”
“Aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy”. Son las palabras de consuelo y determinación que apuntan a la obra de nuestro Pariente Redentor. Jesús ha dicho: “Edificaré mi iglesia…”, cuya expresión máxima será nuestra plena unión con Él en las bodas del Cordero. Al llegar al clímax de este drama, veremos cómo Booz concluirá el asunto; siendo conducidos por el Espíritu Santo a contemplar la gloria de nuestro Redentor, en relación a la restauración de la moabita, de la herencia y del heredero.
Rut 3:18, 4:3,5-6,9,10,13; Romanos 3:23, Hebreos 2:10,14, Juan 17:22, 24; Colosenses 1:27; Apocalipsis 19:7-8, 21:2,10-11; Salmos 139:16; Efesios 1:23; 2 Samuel 23:1-4
Contemplando la gloria del Señor (Parte II)
“Su cabeza y sus cabellos eran blancos…”. Considerando la gloria de Cristo como Cabeza, a la luz de la epístola a los Colosenses.
Salmos 27:4, Apocalipsis 1:14, Colosenses 1:15-18
Las armas de nuestra milicia
Nuestra batalla presente contra las asechanzas de un enemigo vencido en la cruz, firmemente asentados sobre un terreno de victoria, aprendiendo a usar las armas de la luz.
Heb. 2:14; Col. 2:15; Apoc. 20:2, 10. Ef. 6:10-20; 2 Cor. 2:11, 11:3, 11:14.